En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Oración Inicial
Señor Dios, Rey Omnipotente: en tus manos están puestas todas las cosas. Si quieres salvar a tu pueblo nadie puede resistir a tu voluntad. Tu hiciste el cielo y la tierra y todo cuanto en ellos se contiene. Tú eres el dueño de todas las cosas. Quién podrá pues resistir a tu Majestad Señor: Dios de nuestros padres: ten misericordia de tu pueblo porque los enemigos del alma quieren perdernos y las dificultades que se nos presentan son muy grandes. Tú has dicho "Pedid y se os dará. El que pide recibe. Todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo concederá. Pero pedid con fe". Escucha pues nuestras oraciones. Perdona nuestras culpas. Aleja de nosotros los castigos que merecemos y haz que nuestro llanto se convierta en alegría, para que viviendo alabemos tu Santo Nombre y continuemos alabándolo eternamente en el cielo. amén.
Consideración
Amor del Niño Jesús a su madre Santísima.
"María conservaba todas estas cosas dentro de sí, meditándolas en su corazón". (Lc. 2, 19).
Después del amor a su eterno Padre, es María, su Madre, el más ardiente y tierno amor del Niño Jesús, el dulce objeto de sus eternas complacencias. Ella es la virginal doncella que desde siempre eligió para madre suya, colmada desde el primer instante de su ser natural con la plenitud de todos sus dones y gracias divinas. Es la "llena de gracia", porque está llamada a ser la Madre purísima del Verbo Encarnado. Por tanto, si queremos agradar al Divino Niño Jesús, amemos y honremos a María.
¡Oh mi amado Jesús Niño! graba en mi alma la semejanza con tu querida Madre, y concédeme la gracia de encomendarme siempre a Ella y de amarla con los mismos sentimientos filiales de tu divino corazón. Amén.
Propósito
Recordaré algún favor que he recibido de Dios y le daré gracias, y si me es posible lo narrare a alguna persona.
Oración final
Oh Jesús: "Tu has dicho: todo lo que quieras pedir pídelo por los méritos de mi infancia y nada te será negado".
Por eso vengo a pedirte con toda fe: Jesús mío, mi amor, mi hermoso Niño: Te amo tanto, Tú lo sabes, pero quiero amarte más, amarte hasta morir.
Ven a mi, Niño Jesús, ven a mi corazón, deja que yo te adore, humildemente arrepentido de mis pecados.
Pastorcito de mi alma: contigo nada me falta, me conduces a fuentes tranquilas y reparas mis fuerzas, Tú me guiarás por el buen camino, por el honor de tu Nombre. aunque camine por sendas oscuras nada temo porque Tu vas conmigo, Tu cetro poderoso me defiende, tu Bondad y tu Misericordia me acompañarán todos los días de mi vida.
Dulce Jesús mío, Divino Niño de mi alma: Soy todo tuyo: tuyo es mi ser pues lo creaste; tuya es mi alma pues la redimiste en la cruz con el precio de tu Sangre. Te proclamo como mi Salvador y mi amigo: Como mi Rey, mi Creador y Redentor.
Te adoro como a mi Dios y Soberano Señor. Demuéstrame una vez más que me amas, oh Niño Jesús y dame tu amor eterno y tu santa bendición, en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Jesús, José y María, bendecid nuestros hogares.
Jesús, José y María, libradnos de todo mal.
Jesús, José y María, salvad nuestras almas.
Amén, Aleluya. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
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